(…) Giorgio Vasari escribía: «Digo pues, que la escultura y la pintura son realmente hermanas, nacidas de un mismo padre, que es el dibujo».

Según esta teoría, el dibujo sería el padre de las tres artes mayores: pintura, escultura y arquitectura. En este sentido, el dibujo se hallaría en un nivel superior en el momento inicial de la actividad creativa, como padre de las otras artes.

Quizás este pronunciamiento renacentista, venga a entroncar con la llamada de atención de Joseph Beuys, para quien «todo conocimiento humano procede del arte» y esa capacidad activa y artística del ser humano, es lo que le lleva al conocimiento, incluido el científico, puesto que si no existe creación en este campo, no hay avance cualitativo. Es preciso fomentar la educación artística en las personas y, sobre todo, en las aulas, como el medio más eficaz para el desarrollo de nuevas miradas sobre las cosas, como un ejercicio crítico de la configuración espacial enlazando en su tarea todos los medios de expresión humanos, como un concepto de estética ampliado, para las soluciones políticas, urbanísticas, energéticas y sociales del futuro, trabajando la mente desde un nivel automático, donde surge la idea originaria conectada con la Naturaleza, a través del sexto sentido, este se percibe cuando la mente se halla en un estado más profundo de vibración, que en el estado normal de alerta, en el que solemos estar todo el día (normalmente entra en el nivel alfa, en el que, a veces incluso, se pierde la noción del tiempo).

Es entonces, cuando es mucho más receptiva para trabajar a nivel intuitivo y no racional, así esa idea llega a ser plasmada de inmediato, para poder después desarrollarla en el espacio.

Y nada más rápido que el dibujo para generar esa primera impresión surgida de la nada.

Hoy día, más allá de los enfoques distintos que cada autor muestra con su estilo personal, el dibujo llega a reivindicar el protagonismo de la sencillez en el procedimiento, así como en la técnica humilde y pura en su génesis, en contraste con un mundo artificioso, de desbordante tecnología que nos rodea. Frente a esto, el dibujo se erige en adalid de resistencia y fascinación con su capacidad inmediata de atracción.

La exposición EL DIBUJO CON MAYÚSCULA III propone un discurso abierto con diferenciadas definiciones que el dibujo ha asumido a lo largo de su historia:

Esta exposición pone en valor la obra de cada uno de los artistas presentados, desde la concepción tradicional del dibujo como boceto previo para la obra definitiva, como estudio de representación, descubrimiento y manifestación de pensamientos e ideas abstractas, así como lugar de exploración del carácter enigmático que proyectan, las inquietudes estéticas y poéticas de cada artista.      

Al mismo tiempo, logra a modo de una coral polifónica visual, fascinar al espectador y conectar con su parte más profunda, creando alusiones líricas y reflexiones sorprendentes.

Mariano Fernández Cornejo
Comisario de la exposición