La fotografía sin duda ha sido la disciplina artística que desde su invención a mediados del siglo XIX ha sabido definir el tránsito de los cánones estéticos hacia la modernidad en menor tiempo comparada con otras manifestaciones de la plástica. La pintura, por ejemplo, según muchos académicos al contemplar los daguerrotipos creían estar condenada al ver la evolución progresiva y revolucionadora de un soporte tan inmediato y preciso. Lo que no avistaron es que lejos de sepultar a la pintura la salvaron de la esclavitud de la representación figurativa proyectándola hacia los espacios más abiertos de la modernidad. No ha dejado de ser fascinante para quienes quieren reflejar la realidad con su pincelada como su sello característico, pero me resulta a la vez tan subjetiva como la fotografía.

En nuestro proyecto recrear el presente de la Habana y de Alicante como referentes fascinantes y convulsos ha sido la pauta inicial de trabajo para elaborar un discurso que más allá de establecer comparaciones estreche pensamientos y acorte distancias entre ambos contextos que se tornan inquietantes y llenos de incertidumbre. El poder abordar de forma simultánea el Caribe y el Mediterráneo como latitudes y referentes culturales nos da el privilegio de hacer en el tiempo y tomar un lugar sintiéndonos participe del mismo proceso de migración y transculturación que nos motivó a aproximarnos hace siglos.

Como objetivo principal pretendemos espejar lo común que a nuestro criterio hoy caracteriza a ambas realidades. El instinto innato y soñador del hombre, su curiosidad por conocer y creer en un mañana mejor reteniendo el pasado como experiencia para avistar un horizonte con futuro. Son temas, o interrogantes que permiten alinear de forma paralela nuestras realidades y recrear nuestra percepción de estos dos contextos compartidos a destiempo mediante un diverso registro monocromático empleado en panorámicas y retratos que establecen una relación única entre el alma y el paisaje dando un enfoque sutil del panorama que va desde lo general de la sociedad a lo particular del hombre, y connota la esencia de aquellos valores e inquietudes que nos iguala sin perder nuestra razón de ser pese a los cambios sociales y diferencias culturales que se acentúan por la luz desigual del progreso que nos llega en el nuevo milenio.

¿Cuánto de la realidad posee una imagen, sea esta, imagen foto de cámara, imagen-visual de retina, o imagen-imaginada de pensamiento? Esta es una pregunta eterna y vigente en nuestro afán de caracterizar el presente. Carece y carecerá de respuesta cuando se pretende retratar lo que sabemos que es tangible en el alma, pero no se percibe en el día a día si no se mira con el corazón. Una instantánea es un registro abierto, imposible de cerrar o delimitar en lecturas. Es interesante y difícil de precisar, aunque nos valga como crónica puntual de un acontecimiento o periodo en la historia. Nosotros asumimos la fotografía como una forma de arte comprometida y versátil muy especial, y el combinarla con la pintura como herramienta propia de un lenguaje anecdótico nos permite enriquecer de manera más pausada la luz en el énfasis expresivo que buscamos en cada imagen convirtiéndola en un original.

Exponen: Reinaldo Ortega y Annaly Sánchez.

Sala Juana Francés.