La Sede Afundación A Coruña abre sus puertas a una nueva exposición, «Jorge Castillo. La visión de una obra». Del 20 de febrero al 2 de junio disfruta de uno de los grandes maestros de la pintura contemporánea europea de la segunda mitad del siglo XX, uno de nuestros artistas más internacionales.
La exposición reúne un conjunto de piezas, la mayoría pinturas, que hacen referencia y sitúan los diferentes momentos creativos de Jorge Castillo entre 1952 y 2017. Más de medio siglo de actividad continuada e incansable que refleja la singularidad e independencia de su universo.
El imaginario de su obra se centra en el dibujo y en una extensa variedad de proyectos que muestran su talento en la pintura, el grabado, la ilustración, la escenografía o el cine. Castillo observa el mundo con una destacada vena poética y unas cualidades narrativas que es capaz de llevar a sus cuadros. Figuras aisladas o en grupo, actores, clowns, naturalezas muertas, paisajes urbanos, plantas, animales, mesas desestructuradas, inmortalizadas en escenarios intemporales, con una particular gama cromática, se encuadran en una atmósfera irreal, en un espacio transitable con su propia particularidad vital.
En esta exposición que recorre su obra podremos detenernos en algunos de sus momentos creativos más sobresalientes, marcados por una personalidad inquieta y viajera. Diferentes ciudades de Europa y América fueron su casa por etapas y sus pinturas muestran influencias de cada una de ellas, fueron un marco para su obra, entrando en ella no solo como meros paisajes urbanos, sino también como entes culturales, históricos, artísticos o literarios. Buenos Aires, Madrid, París, Barcelona, Ginebra, Boissano, Berlín, Nueva York, Jerusalén, Ibiza, Helsingborg conforman un conjunto contrastado de culturas y paisajes que el artista integra en su universo creativo, pero sin renunciar a su esencia.
Las inquietudes estéticas y también éticas de Castillo se pueden percibir en cada etapa de su trabajo, que fue herramienta de reivindicación, de protesta hacia situaciones que afectan a las vidas de las personas, de realidades políticas y sociales. La faceta humana del artista sale a relucir en sus creaciones.
Para este proyecto expositivo tenemos la suerte de contar con la magnífica ayuda del propio Jorge Castillo, quien nos ha puesto al alcance su taller de Madrid, sus recuerdos y vivencias, opiniones sobre aspectos de sus etapas vitales o sus preocupaciones actuales, reflejando su intensa implicación y una energía fuera de lo común. Nos ha dado la posibilidad de presentar una exposición con un valor histórico especial.
BIOGRAFÍA
JORGE CASTILLO CASALDERREY nace en Pontevedra en 1933. Pasa su infancia y juventud en Buenos Aires, ciudad que ejerce una notable influencia en los primeros años de adolescencia y juventud. De formación autodidacta, asiste en 1949 al taller de los artistas argentinos Raquel Forner y Alfredo Bigatti. Le atrae el cubismo sintético, estudia la obra de Picasso, se interesa por Rubens, estableciendo estrechas relaciones entre el pasado y el presente. Sus primeras obras, pinturas y dibujos ya muestran signos de acusada individualidad.
En 1955 se traslada a España. En Madrid, el crítico José María Moreno Galván organiza la que será su primera exposición individual en el Colegio Mayor Guadalupe. La Galería Biosca de Madrid, dirigida por Juana Mordó, vende sus dibujos. Comienza a darse a conocer con éxito y pronto llegan las primeras salidas expositivas al exterior, adquiriendo pronto una notable proyección internacional. En 1960 es seleccionado para la Bienal de São Paulo. Las galerías Diário de Notícias de Lisboa, Bodley de Nueva York, Hobbs de San Francisco, André Schoeller y Raymond Cordier, de París y Tokio, muestran su obra, esencialmente dibujos y pinturas.
En 1964 Castillo se instala en París. En ese mismo año, obtiene el Premio Darmstadt de Dibujo. Se adentra en la experimentación escultórica. El galerista y marchante suizo Jan Krugier, le incluye entre los artistas de su representación. Son años de intensa actividad artística diversificada en pintura, dibujo, obra gráfica y escultura. En 1966 se traslada a la localidad italiana de Boissano. De nuevo abre taller, manteniendo vínculos de amistad con destacadas personalidades del mundo del arte europeo, entre ellas Werner Haftmann, director de la Nationalgalerie de Berlín, René Berger, director del Museo Cantonal de Bellas Artes de Lausana, Gualtieri di San Lazzaro, director de la revista XX Siècle. Entre 1966 y 1967 lleva a cabo la serie de dibujos y pinturas sobre el accidente de Palomares. El resultado final será el Tríptico Palomares, obra seleccionada para la documenta IV de Kassel, en 1968, expuesta en un espacio individual en la macro exposición alemana.
Comienza una serie de grabados en el Centre genevois de gravure contemporaine de Ginebra. Entre 1968 y 1970 realiza alrededor de trescientas aguafuertes y litografías. En 1969 es invitado por el Consejo de Intercambio Académico alemán a vivir y a trabajar durante un año en Berlín; la estancia se prolonga hasta 1976. En ese tiempo, Castillo trabaja intensamente en obras de grandes dimensiones, consolidando su universo creativo. Las primeras obras que salen de su atelier berlinés son mostradas, cuidadosamente seleccionadas, en una exposición individual que organiza Werner Haftmann, en la Nationalgalerie de Berlín, en 1970.
En 1972, Bernd Krimmel organiza una amplia exposición que abarca más de doscientas obras de Castillo y al año siguiente, la Kestner-Gesellschaft de Hannover realiza una completa revisión de su obra gráfica, con texto introductorio de Wieland Schmied. En 1975, por encargo de la Ópera de Berlín, realiza los decorados y figurines para la ópera barroca La Calisto de Francesco Cavalli.
En 1976 se traslada a Barcelona. La Propyläen Verlag de Berlín publica la primera monografía sobre Castillo dedicada enteramente al periodo berlinés. Coleccionistas norteamericanos comienzan a adquirir su obra y, en ese contexto de interés, la Lefebre Gallery de Nueva York le organiza una exposición individual en 1979.
En 1980 se instala en Nueva York. El impacto de la ciudad se deja sentir en la obra creada durante el largo periodo de estancia. De su taller del Soho salen impactantes pinturas que captan la grandiosidad y contrastes de la capital norteamericana. En 1983 la Galería Marlborough de Manhattan abre una muestra basada en dibujos y acuarelas. La Rizzoli International Publications de Nueva York y Ediciones Polígrafa de Barcelona publican la monografía Castillo, que incluye dibujos realizados entre 1980 y 1983, escrita por Carter Ratcliff. En 1987, el Guggenheim Museum adquiere la obra irl Reclining III.
En 1988 la Fundación Veraneman lleva a cabo una exposición individual, y en la VIII Bienal Internacional de Pontevedra se muestran, por primera vez en España, una decena de lienzos de gran formato, de la serie Paisajes urbanos de Nueva York. En el otoño de ese mismo año, la Galería Marlborough exhibe en su espacio de la calle 57, de Manhattan, 42 obras de esa temática urbana.
En 1990 viaja a Israel, invitado por el Centro Internacional de Arte de Jerusalén. La estancia se prolonga durante seis meses. En 1991 Castillo fija su residencia en Ibiza, y abre la sede de la Fundación Jorge Castillo en Madrid. En 2006 decide volver a residir parte del año en Nueva York y pinta obras de gran formato, renovando su estilo y técnica. En 2010 muestra una selección de las últimas obras realizadas en Ibiza en la Galería Leandro Navarro de Madrid. En 2012, acompañado por su mujer Yola Quirós, viaja a Suecia, a Helsinborg, donde durante dos años se centra en la creación de una serie de paisajes pintados del natural, que recogen la atmósfera del invierno nórdico. En 2015 se publica la monografía Jorge Castillo en Suecia, con textos de Vicente Valero y Yola Quirós.
Lunes a viernes 17.00 a 21.00 h
Sábados y festivos 12.00 a 14.00 y 17.00 a 21.00 h
Entrada gratuita
![]() |
en Facebook esta exposición | comparte en Twitter esta exposición | Como llegar |
|
TODAS LAS EXPOSICIONES DE ESTE ESPACIO
|