Eduardo García Benito (1891-198) fue el pintor vallisoletano más representativo y de mayor alcance universal del siglo XX. Becado, en 1912, por el Ayuntamiento de Valladolid para ampliar estudios en París, llegó a ser el representante del Art Déco español más conocido a escala internacional en la década de los felices veinte. Como en la historia del arte, los artistas han sido siempre más recordados por su firma en las obras que por su nombre completo de registro civil; Eduardo García Benito, sobre todo internacionalmente, fue también conocido más que por el registro, por la manera de firmar sus obras, que desde 1912 hasta 1958 consistió en hacer uso, casi única y exclusivamente, de su segundo apellido: BENITO. Grafológicamente en el cambio de firma siempre hay una motivación, cuando no un misterio. En el caso de Benito fue en su regreso definitivo a España cuando el artista cambió su firma, recuperó su primer apellido -García- y, además, en un artículo de prensa, en El Norte de Castilla, razonó el porqué del cambio.
Conviene recordar que Eduardo G. Benito triunfó artísticamente fuera de España, en la vecina Francia, en uno de los momentos más difíciles para lograrlo, en torno y después de la Primera Guerra Mundial, en la época del gran apogeo del arte del siglo XX. Pero a pesar de esto no fue en Francia, ni tampoco en España, donde tuvo lugar el gran reconocimiento del pintor vallisoletano, sino que el redescubrimiento del interesante artista tuvo lugar en América: el 8 de febrero de 1974, el Congreso de Estados Unidos votaba una moción felicitando al artista español Eduardo García Benito, por la repercusión cultural de su obra en aquel país. En la trayectoria de Benito podemos diferenciar varias tendencias: cubismo, fauvismo, expresionismo y art déco. De todas ellas, la más sobresaliente y que mejor le define fue la última: el Art Déco, un arte de entreguerras. El que, a mi manera de ver, podríamos definir como un cubismo expresivo, o como un expresionismo cubistizado y que fue un verdadero estilo, característico y testimonial de los años veinte.
Todos los facsímiles originales de las portadas de las revistas VOGUE y VANITY FAIR que se presentan en la muestra fueron realizadas por Eduardo García Benito en Nueva York, entre 1921 y 1940, y se encuentran en Valladolid como donación de Condé Nast a la ciudad donde nació el artista vallisoletano.
Eduardo García Benito en Condé Nast
La carrera de Eduardo García Benito en Condé Nast comenzó en 1921 y se prolongó durante casi tres décadas. Español afincado en París, Benito llegó a Condé Nast como miembro de un exclusivo grupo de artistas e ilustradores con la reputación de ser los mejores y los más brillantes; según Nast, Benito era el que gozaba de mayor talento. Durante los años '20, y en particular la segunda mitad de esa década, el estilo sin precedentes y la visión de Benito influenciaron el arte y el diseño en todo el mundo.
El diseño de portadas es la labor más directa y reconocible a la que se dedicaron en exclusiva algunos artistas e ilustradores de Vogue. Eduardo García Benito creó algunas de las portadas más memorables de los años '30 y '40, pero su talento artístico brilló igualmente en el interior de Vogue y Vanity Fair.
Benito, el ilustrador más presente y versátil de Vogue, utilizó muchos y diferentes estilos. El de mayor impacto fue su uso de formas geométricas icónicas y altamente estilizadas inspiradas por movimientos como el Cubismo, el Constructivismo y los rostros de estilo africano de Modigliani.
Las figuras austeras y esculturales de Benito no sólo dieron forma al estilo y espíritu Art Déco, sino que también crearon un nuevo ideal de moda americana. En el polo opuesto de esta modernidad gráfica se encuentran los comentarios sociales ligeros de la revista Vogue. Aquí los dibujos y bocetos de Benito, sus imágenes livianas e ingeniosas, que insuflaban aliento a todos los eventos de la vida civilizada, encajaban a la perfección con la frivolidad de la época. Bocetos similarmente desenfadados aparecieron también en Vanity Fair, aunque añadiendo aquí elementos cómicos, con caricaturas y sátiras. Éstas últimas se encuentran expuestas en la vitrina posterior de la planta baja.
VOGUE y VANITY FAIR
VOGUE y VANITY FAIR, han sido lectura obligatoria de la élite y de la clase más apasionada por la moda durante cerca de un siglo. Condé M. Nast, fundador de la empresa, coleccionó formidables talentos artísticos y editoriales. En los años 1920, el Sr. Nast afirmó que ninguno de ellos tenía el talento de Benito. Utilizaba muchos y diferentes estilos. El de mayor impacto fue su uso de formas geométricas icónicas y altamente estilizadas inspiradas por movimientos como el Cubismo, el Constructivismo y los rostros de estilo africano de Modigliani. Las figuras austeras y esculturales de Benito no sólo dieron forma al estilo y espíritu Art Déco, sino que también crearon un nuevo ideal de moda americana.
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