Cañaveral, la propuesta de Fernando García para INTERTEXTUAL, se ubica en el plan inicial que la situaba en el calendario como la última intervención de este ciclo. No obstante, pese al cambio de fechas propuesto por el museo, él ha decidido mantener esa primera idea. García parte de la instalación 249 Litros, que inauguró este espacio en enero, y hace con su propuesta un guiño a algunos de los aspectos más definitorios de la intervención de Carlos Maciá. La ocupación casi total del espacio, el dominio de la horizontalidad, la fuerza del color, el acabado mate o la textura de aquel gran volumen que colapsó el Anexo, son ahora los aspectos con los que dialoga esta penúltima entrada de Intertextual.
El proyecto de Fernando García comenzó a materializarse durante la estancia que entre enero y junio de 2015 le llevó a Canadá, donde fue acumulando gran cantidad de monedas de un dólar sin una intención concreta, pero que tras el viaje de vuelta, funcionan como un elemento foráneo traído aquí, testigo del viaje y del propio proceso de recolección. Estas se an en las hendiduras practicadas en una serie de cañas de bambú, descubiertas durante un viaje a El Puerto de Santa María, donde comenzaron a postularse como elemento a utilizar y que ahora cobran protagonismo en esta instalación. Al mismo tiempo, García establece una relación entre el interior y el exterior del Anexo por medio de una serie de fotografías tomadas en Galicia, durante el viaje que realizó en noviembre de 2014 al MARCO y que se an en molduras realizadas en granito.
Existe en Fernando García un interés definitorio en el trabajo con los materiales, en el proceso y en el encuentro que se produce entre las diferentes partes que configuran la obra. Cañaveral aúna la necesidad de participar activamente en cada uno de los pasos que la configuran y la expectación frente al comportamiento de cada uno de los materiales elegidos, tanto en conjunto como por separado.
En este aspecto, al cuidado puesto en la realización de las hendiduras en el bambú, se une la introducción de esas pequeñas monedas y la duda que se prolonga hasta que esa unión tiene lugar. Lo mismo ocurre con las fotografías y el granito, que hablan en este caso de lo circundante, de la propia arquitectura del museo y de lo que está del otro lado de sus paredes. La unión supone, en ambos casos, no solo el acercamiento entre dos materiales cuya relación es para Fernando García un interrogante, sino el papel que los tiempos de cada acción operan también en todo este proceso.
Se produce así un encuentro entre la horizontalidad inicial frente a la verticalidad de las cañas, la viveza del color utilizado por Carlos Maciá frente a la frialdad de la propuesta de García, así como entre el acabado mate en contraposición al brillo de las monedas y del propio bambú, que toma como referencia el lugar ocupado entonces, generando una memoria espacial que se a en esos límites.
Fernando García, como en sus trabajos previos, presta especial atención a lo ocurrido anteriormente en el espacio en el que trabaja, así como en el viaje y en las condiciones en las que saca adelante cada obra. En este caso, el viaje a Galicia no ha pasado inadvertido, como tampoco el material que en este caso compone la estructura del Museo de Arte Contemporáneo de Vigo o los que ha venido utilizando en los meses previos.
Comisario: Ángel Calvo Ulloa (Lalín, Pontevedra, 1984) vive y trabaja entre Madrid y Santiago de Compostela.
Ha desarrollado el proyecto de intervenciones públicas Un disparo de advertencia (Lalín, Pontevedra) en 2011; Natureza! Estás soa? de Álvaro Negro en el PALEXCO (A Coruña) en 2011; Welcome to my loft en el Centro Torrente Ballester de Ferrol en 2012; Wily Forza Ingobernable en el FAC (Santiago de Compostela) en 2013; Sssh! del silencio un lenguaje en la Galería Nuble (Santander) en 2013; o el proyecto Diálogos Improbables en el Espazo NonLugar (Lalín, Pontevedra) en 2012-13. Durante 2014 y 2015 ha comisariado Crise de Identidade en la Fundación Granell (Santiago de Compostela); En el coche de San Fernando en SALÓN (Madrid); Sobre el muro en la Galería L21 (Madrid) dentro del programa Jugada a 3 Bandas; Ende der party en Tokonoma Apartment (Kasel); C O M E R C U L E B R A en 1er Escalón (Murcia); Fugir para lado algum dentro del programa Expediçao en el espacio Maus Hábitos (Oporto) y Del rombo al hexágono hay dos líneas, junto con Tania Pardo, para la Galería Rosa Santos (Valencia). Actualmente desarrolla INTERTEXTUAL, el ciclo de intervenciones para el MARCO (Vigo) y prepara, junto con Alfredo Aracil, Tener que sentir, con la colección Los Bragales, para el Antiguo Instituto Jovellanos (Gijón). Ha sido premiado dentro del programa Inéditos 2014 por La Casa Encendida, donde ha realizado la exposición Aprender a caer. Recientemente ha sido premiado dentro de la convocatoria de artes visuales de Can Felipa (Barcelona) para realizar el proyecto Incluso un paisaje tranquilo… Ha participado en proyectos virtuales como They've left us alone para The Naked, La Haya (2014) o Numismática con río Miño al fondo con Fermín Jiménez Landa para Curatorial Clube (2014). Es miembro del colectivo OsTres con el que elabora el programa expositivo del Espazo Miramemira (Santiago de Compostela).
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