Por ELOÍSA OTERO
Micaela Flores Amaya, más conocida como la Chunga, a secas, dejó de bailar hace años, cuando el cáncer tocó sus pulmones, pero nunca ha dejado de pintar con ese peculiar estilo naïf que entusiasmó a Picasso y a Dalí.
Vino al mundo en Marsella, a finales de los años 30, en una familia de inmigrantes andaluces gitanos en Francia. Cuando ella tenía un año, su familia decidió instalarse en Barcelona y allí empezó la Chunga a actuar siendo una niña, con su personal técnica de bailar descalza, para ganar unas pesetas. “Cuando empecé en Montjuic no tenía dinero ni para comprarme zapatos”, ha recordado la artista en muchas ocasiones. Ella siempre ha llevado con orgullo el apodo cariñoso que la pusieron sus padres, “porque cuando nací era poquilla cosa, fea y muy negra, que chunga quiere decir mal hecha”.
Como bailaora logró despuntar muy pronto y se codeó con los más grandes. Fue musa artística de escritores y poetas como Blas de Otero, Rafael Alberti, José Manuel Caballero Bonald o León Felipe, pero también de grandísimos pintores como Picasso, Dalí —con quien inventó la “pintura con los pies”— o Francisco Rebés, quien la animó a bailar pero también a pintar y a exponer, convirtiéndose en su mecenas.
“¿Como puede ser que una gitanilla sin estudios saque en sus cuadros esa sensibilidad y ese colorido?”, decía Picasso, quien llegó a calificar el estilo de la Chunga como “naïf luminoso”.
En esta ocasión, la Chunga regresa por cuarta vez a la galería leonesa Ármaga con obras donde predomina, como siempre, el color, la frescura, el vitalismo y la naturalidad que esta artista ha sabido otorgar a todos los ámbitos de su vida. Una obra diferente, digna de ver y en la que la autodidacta Micaela Flores muestra, como ya dijo en su día, todo lo que le sale de dentro, como en el baile, de forma intuitiva. Pero aunque sus colores son alegres como la vida, su pintura no suele reflejar caras risueñas. “Son tristes, no sé por qué, siempre me sale mi cara y la de mi hija. Mi pintura es como soy yo, que tampoco he cambiado”.
¿Se ha sentido la Chunga alguna vez intimidada por la crítica? “En absoluto”, le respondió en una ocasión a un periodista. “Picasso y Cela amaban mis obras. Se asombraban de cómo alguien como yo podía llevar a los cuadros todos estos colores y combinarlos tan bien. Con eso me basta”. “Cuando pinto no lo pienso, es algo espontáneo, creo que se debe a que los temas los llevo muy dentro”, añade esta artista de raza a la que Rafael Alberti dedicó versos como estos:
Brisa viva, pájaro que ardiendo vuela,
lumbre que embiste y se esquiva
como un toro de candela
libre y a la vez cautiva.
en Facebook esta exposición | comparte en Twitter esta exposición | Como llegar |
|
TODAS LAS EXPOSICIONES DE ESTE ESPACIO
|