En su origen, Velazquez intenta destacar el estatus del pequeño príncipe de 6 años como figura real, futuro heredero al trono y esperanza para la monarquía española. Sin embargo, otra visión nos llevaría a lugares muy diferentes como la ostentación, la soberbia, la cara del poder y el ser testigos de una infancia vulnerada. Estos son los pilares sobre los que se construye mi reinterpretación.
Los cuadros se transforman en pequeños teatros de títeres donde nos es desvelado el lado más oscuro del cuadro original.
Varias escenas creadas con muñequitos y objetos acompañan a estas cuatro obras de gran formato. Desde un universo bosquiano, son el reflejo o la escenificación de una experiencia social compleja. Es el diálogo entre los elementos lo que nos dispara innumerables imágenes y sensaciones. Situaciones congeladas intentando desesperadamente desvelarnos algo.
Revelarnos un secreto sobre nosotros mismos.
![]() |
en Facebook esta exposición | comparte en Twitter esta exposición | Como llegar |
|
TODAS LAS EXPOSICIONES DE ESTE ESPACIO
|