Haraket (IPA: hare'cet; Tipo: sustantivo) = movimiento, entendido como desplazamiento físico y como condición de pensar libremente.
Turquía actualmente acoge a más de tres millones de refugiados, la mayoría procedentes de Siria. Viven en alojamientos provisionales, casas abandonadas y campamentos ocasion- ales, esperando poder embarcarse hacia Grecia y de allí llegar a Europa. Pero los meses pasan, la integración es una ilusión, la lengua un obstáculo. Los hombres no pueden trabajar legalmente, las mujeres se ocupan de las tareas domésticas y de los niños pequeños, mientras que a los mayores se les niega el derecho a estudiar y son presa fácil de las mafias de trabajo infantil. Trabajan de 8 a 12 horas al día, seis días a la semana, cosiendo botones y cremalleras, cortando telas y bordes, en los sótanos de edificios abandonados sin higiene, sin normas de seguridad, por un salario de 15 euros. Tienen entre 8 y 16 años.
De los refugiados sirios que viven en Turquía, 960.000 son niños en edad escolar. Entre 2016 y 2017 solo 524.000 han tenido acceso a los colegios públicos, por lo que más de 400.000 niños sirios refugiados que viven en Turquía no asisten a la escuela.
Aunque en septiembre de 2014 el gobierno adoptó una importante política, por la que oficialmente se otorga a los niños sirios acceso a las escuelas públicas, para muchas familias siguen existiendo graves obstáculos. Muchos no pueden asistir debido a la barrera del idioma y la falta de apoyo para los hablantes no nativos. Otros se enfrentan al bullying y a las dificultades de integración social, provocando que los estudiantes abandonen o que se desanimen a inscribirse. Asimismo, algunas familias sirias carecen de información precisa sobre los procedimientos de inscripción.
En Turquía el trabajo infantil no es un secreto. Un informe de la ONU del 2015 especifica que en Turquía trabaja el 5,9% de los niños entre 5 y 14 años, a pesar de la ley que prohíbe el trabajo infantil hasta los 15 años, y en el caso de trabajos peligrosos hasta los 18 años.
En diciembre de 2015, la ONG Empresas y Derechos Humanos se querella contra los pro- veedores turcos de varias marcas de ropa (entre otras: Burberry, Adidas, Marks & Spencer) para que estas tomen medidas en contra del trabajo infantil. Sin embargo, solo H&M y Next respondieron al cuestionario: ambas marcas revelaron que habían identificado menores en sus fábricas turcas.
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