Los tres autores desarrollan su trabajo en México, ciudad de Guadalajara, segunda capital del país y de una intensa vida creativa. Cada uno de ellos proviene de un mundo propio con su lenguaje pictórico autóctono. No obstante, los tres comparten la ensoñación como medio en el que aflorar orígenes tribales profundos junto a condicionantes contemporáneos más cotidianos.
Alhex Dicer, Jesús Villalpando y Pablo Daniel Arteaga vienen de la mano de Artes del Meridiano, propuesta de acercamiento del arte mexicano contemporáneo a España. Esta plataforma ofrece una ruta de exposiciones en varios lugares, con aportaciones frescas de talentos emergentes, curados de forma muy cuidadosa.
Alhex Dicer construye su obra en torno a dos pilares: por un lado, hunde sus raíces en el mundo de los sueños y la mística visionaria; y por otro, encuentra equilibrio en las cualidades de la arquitectura y la geometría. De ahí resulta una producción que integra lo racional-matemático con lo onírico-espiritual. Visiones de la infancia, tardes enteras bajo las enseñanzas de su abuela, entre ensoñaciones primigenias, que en el presente constituyen la materia prima de su producción, caracterizada por la constante referencia a esa semilla luminosa que se encuentra en el origen de todas las culturas.
Al terminar sus estudios de arquitectura, Alhex Dicer viajó al sur de México, donde trabajó por 3 años en el desarrollo de un parque ecológico, proyecto clave en su formación gracias a su cercanía con la selva. Durante esos años, se alejó de la pintura y de la creación, para llegar a un ejercicio de profunda introspección. Gracias a que le fue requerida una obra de gran formato, Alhex decidió volver a Guadalajara, donde intentó ejercer la arquitectura de la mano de proyectos artísticos, de animación y diseño. Sin embargo, en el 2010 abrió su propio taller y desde entonces se dedica plenamente al arte. Hasta hace unos meses, Alhex se encontraba terminando de editar una serie de 4 serigrafías para exponer en la Universidad de California a partir de septiembre.
Pablo Daniel Arteaga. Imágenes oníricas a manera de vómito causado por indigestión cultural. Desde el punto de vista del más absurdo de los sueños.
Sus piezas muestran una serie de escenas, representadas en forma de collage, que nos asoman a un mundo colorido lleno de referencias a una mexicanidad contemporánea muy particular.
Jesús Villalpando es, ante todo, artista urbano. Se expresa a través de un lenguaje plástico, en el que transmite su subjetividad, visibilizando elementos procedentes de la improvisación, el desorden y el caos. La propuesta de Jesús Villalpando (alter-ego Fengchuy) se distingue por su abstracción de figuras inspiradas en paisajes urbanos, así como en la captación personal de su entorno y sus experiencias.
El gremio plástico le considera expresionista, neo-expresionista y abstracto. El producto de su trabajo es una mezcla de grafitis, encapsulaciones de la infancia, errores y accidentes visuales... Jesús entra en polémica porque estos elementos constituyen, para otros, símbolos de irreverencia y anarquía, y para él, sin embargo, de un equilibrio entre felicidad, brutalidad y violencia donde la crítica estética no tiene relevancia; en cualquier caso, mantienen su presencia en su obra, al tiempo que se transforman constantemente, ofreciendo diversidad en la percepción.
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