Cuando un grupo de montañeses residentes en la capital de España decidió fundar una entidad cultural con el objeto de relacionarse y fomentar el conocimiento de nuestra región en Madrid, tal vez ni el más optimista llegara a soñar que iba convertirse en lo que es hoy. La asamblea constitutiva de la asociación se celebró en el salón de actos de la Federación de Autoescuelas de Madrid. Quince años antes había desaparecido El Hogar Montañés, cuyo último director fue el catedrático Ciriaco Pérez Bustamante, que estaba situado en la histórica calle del Príncipe. Desde entonces, noviembre de 1981, la amplia colonia cántabra (se dice, con fundamento, que Madrid es la tercera población de Cantabria, después de Santander y Torrelavega) no disponía de un lugar de reunión.
El primer domicilio social estuvo ubicado en el piso 32 de la Torre de Madrid y Eduardo Rodríguez-Rovira presidió la primera directiva. Durante diez años la Casa de Cantabria tuvo su sede en tan singular mirador y allí creció, se consolidó, se dio a conocer y fue una referencia no sólo para los cántabros que viven en Madrid sino para cuantos se desplazaban a la capital de España. Desde su nacimiento ha sido un foro para historiadores, artistas, literatos y políticos, abriendo sus puertas a cuantos han querido acudir.
Diez años más tarde, se dio el gran paso. La construcción de un singular edificio en la calle Pío Baroja fue trascendental. Sus instalaciones, magníficas, acogen ciclos de conferencias, presentaciones de libros, talleres, exposiciones y un etcétera tan largo como lo sean los intereses de la comunidad cántabra en cada momento. En tan extraordinaria sede se celebró en 2002, como la ocasión lo merecía, el vigésimo aniversario que contó con la presencia de las primeras autoridades de Cantabria, y de Madrid.
Tras Eduardo González Rovira, fundador y actual presidente de honor, Rafael Gutiérrez Colomer, Fernando Pérez Mínguez y Alfonso Osorio y María del Pilar Pezzi han dirigido los destinos de la Casa. Carlos Paniagua Gallart es el actual presidente.
La sede de la calle Pío Baroja, un notable edificio de estilo montañés, acoge también las oficinas del Gobierno de Cantabria en Madrid. Por ambas razones, la Casa se ha convertido en una auténtica embajada de la región en la capital del Reino, aunque no sólo eso: también en una referencia cultural y política. Si los cántabros que la visitan son el núcleo central, diversas personalidades acuden con frecuencia para participar en los numerosos actos de todo tipo que se programan a lo largo del año. La actividad que desarrolla la Casa de Cantabria es, ciertamente, digna de destacar. Cantabria, en fin, cuenta en la capital de España con una representación realmente espléndida que llama poderosamente la atención. Mención especial merece la concesión anual de los «Emboques de Oro», un galardón cada año más reconocido y apreciado por cuantos lo reciben y que premia a los cántabros que triunfan fuera de su tierra. La lista, iniciada en 1982, es realmente impresionante. La Casa, además, cuenta con una bolera situada junto al centro, con un notable equipo de bolos que actúa con frecuencia en la Liga Nacional. Madrid se convierte - esa es su razón de ser y su voluntad - en lugar de encuentro, nexo de unión para los casi 25.000 cántabros que residen en la capital de España, primera embajada y plataforma promocional para los intereses de Cantabria en el sentido más amplio de la palabra. Un mensaje que quieren que llegue a instituciones, empresarios, ayuntamientos, colectivos sociales, artistas y cuantos, en definitiva, tengan algo que decir.